Hoy tampoco vengo a hablar de moda, pero es que últimamente gasto más en muebles que en trajes, porque me ha dado la fiebre de quitar el pan de oro y volver a dejar toda la casa en blanco. Pronto os enseñaré cómo ha quedado el baño después de haber pasado por las brochas de Auténtico Chalk Paint. Hace algunos meses empecé a cambiar los muebles de mi dormitorio, y solo me faltaba el colchón para que estuviese completo. Y faltaba porque no conseguía encontrar ninguno que me terminase de convencer. Pero de repente llegó Tediber y me convenció de pasarme al viscoelástico. Y claro, desde entonces no veo el momento de meterme en la cama. De verdad. Nunca había probado un colchón tan sumamente cómodo. Están fabricados en Bélgica, pero te lo traen en un par de días a casa ¡y en bicicleta, para no contaminar! Además lo puedes probar 100 noches, pero os aseguro que no lo vais a querer devolver.
Las mesillas las mandé hacer a medida, quería que fuesen ligeras sin renunciar a un sobre de mármol de Carrara, y creo que está más que conseguido. Además son más altas de lo normal, y ayudan a generar una sensación de esbeltez. Las lámparas de estilo Audrey son de El Corte Inglés (es sorprendente lo que encuentras en el edificio de decoración de Nuevos Ministerios). El cabecero lo compré en La Redoute y lo tapicé a mano con un terciopelo precioso de Los Tejidos de la Maja, una de las tiendas de toda la vida de Madrid con unos tejidos que son la pera. Los cojines a medida están hechos con el mismo terciopelo en un tono más oscuro. Toda la ropa de cama en blanco es de Zara Home. Y la silla descalzadora la encontré en la calle, la restauré y tapicé gracias a los cursos de Yolanda de Restaura y Recupera.
Espero que os guste el nuevo look de mi dormitorio, y prometo, que en el próximo post tendré un traje
Abrazo,
Antonio
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